Lo que saben los niños
Las relaciones del niño y el saber, así como las consecuencias éticas y políticas que resultan de las diferentes formas de abordar este punto, es el tema que vamos a tratar en las XII Jornadas de la DHH. Durante el curso 2012-2013 los grupos que integran la Diagonal Hispano Hablante realizamos un trabajo de investigación sobre el tema que tomó como punto de partida la intervención de J. A. Miller publicada bajo el título de “El niño y el saber” (1). La Jornada nos permitirá presentar algunas de las conclusiones del trabajo realizado sobre un tema siempre actual.
Cada vez son más las consultas y demandas de tratamiento motivadas por los problemas de aprendizaje: falta de atención, inquietud, problemas de comprensión, falta de motivación, niños que podrían rendir más pero que inexplicablemente no lo hacen, etc. En muchos casos la angustia que acompaña estas demandas tiene relación con el hecho de que vivimos en una sociedad cada vez más competitiva y preocupada por el éxito, en la que saber, conocimiento y aprendizaje se confunden. Sin embargo, la razón de que nos ocupemos de este tema no es el deseo de que estos niños consigan cumplir con estas exigencias sin más y a cualquier precio. Lo que queremos fundamentalmente es entender, a partir de los casos investigados, por qué a veces no aprenden. Para eso no podemos partir de nuestros ideales o de nuestros prejuicios, sino de lo que los niños nos enseñan cuando hablan en el dispositivo analítico. Al menos si no queremos poner todo el problema a cuenta de supuestos déficits.
La educación, primero en el seno de la familia, luego a través de otros dispositivos como la escuela, implica un tipo de lazo social en que el Otro es quien detenta el saber y el poder, quien sabe lo que el niño debe aprender, por qué es bueno que lo aprenda y cómo hay que enseñarle, lo cual supone una teoría de lo que es un niño. Sin embargo es importante darse cuenta que este discurso, tan necesario, sólo puede ser ético si formaliza sus límites, como el que representan esos niños que sin saber por qué rechazan o ponen trabas a ese saber que viene del Otro.
El psicoanálisis nos enseña que existe otro tipo de saber, el inconsciente, que actúa tanto en el origen de la capacidad de aprender como de algunos síntomas que afectan al aprendizaje. En este sentido no es una pedagogía, ya que se ocupa de lo que los niños saben, restituyendo el lugar del saber inconsciente para poder despejar por qué “no aprenden”.
La verificación de este saber sólo es posible en el dispositivo analítico, pero tener en cuenta esta “realidad psíquica” es de gran utilidad también para otras prácticas, como pueden ser la educación, la medicina, el trabajo social o la política.
Comisión científica: Carmen Grifoll, Jorge Sosa y Victoria Vicente
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(1) Miller, J-A.: “El niño y el saber” en Carretel nº 11, Revista de la DHH, Bilbao, abril de 2012.